15 de agosto de 2024.
El XVI Festival Internacional Timbalaye 2024, La Ruta de la Rumba, acontecerá del 18 al 31 de agosto con el propósito de generar conciencia sobre la importancia del legado africano en Cuba.
La presente edición se inserta en las actividades por el aniversario 25 de la creación del festival y los 505 años de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana.
“La agenda de Timbalaye busca promover a través del diálogo intercultural la memoria de los cultos yorubas y el legado de España en el que nos fundimos y dieron paso a la identidad cubana”, detalló el presidente del Festival, Ulises Mora, en conferencia de prensa.
Desde Pinar del Río hasta Guantánamo, ya sea en formato presencial o virtual, llegará el evento dedicado esta vez a los Cabildos de Nación y las Casas de Santos (Ilé Ocha), también al aniversario 30 de la Ruta de las Personas Esclavizadas, una iniciativa promovida por la UNESCO para situar en la memoria universal esta tragedia que ha modelado el mundo moderno.
La vicepresidenta del festival, Irma Castillo, señaló que el programa incluye conciertos, espectáculos, lecciones de danza, visitas a sitios históricos, coloquios, encuentros en los barrios con líderes y cultores emblemáticos, entre otras actividades asociadas a la rumba. Precisó, además, que tendrá como países participantes a México, Italia y Brasil.
De acuerdo con sus declaraciones, las actividades se realizarán fundamentalmente en La Habana, con destaque en el barrio de Pogolotti, donde la rumba, ritmos y sonoridades de herencia africana están bien presentes con exponentes activos.
El Festival Internacional Timbalaye 2024 arrancará con un homenaje ante el monumento del padre de la patria, Carlos Manuel de Céspedes, en el centro de la Plaza de Armas, en el entorno colonial de La Habana Vieja y cerrará el verano el 31 de agosto, con un desfile de comparsas que recorrerá las calles Vives, Carmen, Belascoain y Jesús María.
La rumba cubana constituye Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, declarada por la UNESCO en el año 2016, tras reconocerla como “mezcla de tradición y contemporaneidad que promueve sentimientos de autoestima y pertenencia entre sus practicantes”.